miércoles, 29 de enero de 2014

Descansa, si te urge, pero no te rindas!

Pues sí, esa frase que alguien me mandó hace tiempo en un poema y que tengo puesta en mi mesa de trabajo, es la que se me vino ayer a la cabeza despues de hablar con mi oncólogo. Por fin ayer tuve cita con él que no lo veía desde noviembre, y salí con una importante mezcla de sentimientos, y repitiéndome eso, no te rindas, no te rindas...

Le conté que hacía dos semanas que había terminado la radioterapia, y que el jueves me habían puesto el cuarto pinchazo de Herceptin, (todo eso él ya lo sabía porque tenía los informes por delante, pero yo siempre le hago un resumen), y le dije que me encontraba peor que nunca. Mucho más cansada, y eso me hacía estar desanimada porque no tener fuerzas para hacer nada ni ver a nadie me deprime un poco, la verdad. Y me tranquilizó, me dijo que era muy normal, y que los efectos de la radioterapia no se ven pero tardan en irse, y por supuesto, el Herceptin es un chute que puede sentar mal. A todo el mundo no le sienta igual, pero por lo general cansa bastante. Mis marcadores tumorales y analíticas me dijo que estaban bien.

Yo le dije que quería trabajar y empezar a recuperar mi vida normal, y volvió a recordarme que no hay superwomans en esto, y que este tiempo de curación es muy importante y hay que centrarse en el cien por cien. Que me merecía dedicarme solo a ello. Pero lo que más me impactó, fue que me dijo que estábamos en la mitad...¿cómo? ¿En la mitad de que? Pues sí,en la mitad del proceso...ha pasado lo más duro, pero queda bastante. En marzo hace un año del diagnóstico y yo pensaba que ya empezaría a ser yo. Y resulta que no. Hasta julio dura el tratamiento que, sí bien no me da fatiga ni hace que se me caiga el pelo, me tiene agotada y con muchos dolores por todo el cuerpo, sobre todo en la espalda, y después de verano hablaremos otros temas como el otro pecho que tiene algunos bultitos y que a lo mejor para curarnos en salud hay que quitar...en fin, que esto no se acaba! 

Además ahora hay que volver a la pruebas desagradables para descartar que mis dolores de espalda sobre todo, no sean nada malo....en fin, ni pensar en eso, pero las pruebas hay que pasarlas. Gammagrafía ósea y otras de ese tipo. 

Y ahora, ¿qué? Pues sentí como sí fuera el primer día y tuviera que volver a coger fuerzas y llenarme de ganas de luchar para poder con esto. En aquel momento no me dio tiempo a pensar mucho, todo era tan impactante y tan grave que la fuerza me salió de no se dónde y estuve por encima de las dificultades y llena de optimismo. Ahora no es así...pero tiene que ser así. Ahora hay veces que pienso que sí esto es una broma de mal gusto ya ha durado demasiado...Pero creo que tengo que llenarme de fuerzas otra vez, no hay otra manera de pasar esto. Pensé que ya se estaba acabando, la verdad. Y todo el mundo me dice que ya no me queda nada, porque me ven mejor aspecto, más delgada y sobre todo el pelo, pero lo cierto es que si me queda...y bastante. Así qué habrá que reinventarse. Pararse, coger fuerzas, descansar, y volver a luchar. Ya tenía yo ganas de entregarme a mi rutina de trabajo y de calle, no tener tanto tiempo para pensar sí me duele aquí o allí o me gusta o no esto o aquello que me ha pasado...si no vivir simplemente lo que viene con el día a día cargado de trabajo, de preocupaciones, de gente, de prisas...pero no, eso no llega aún.

Esta tarde tengo Reiki, que aunque no sabría explicar por qué, me hace mucho bien. Eso de las energías que nos pasamos los unos a los otros, yo no lo había oído nunca, pero la verdad es que funciona, y la gente que lo da de forma voluntaria es maravillosa, siempre vengo con las pilas cargadas de mis sesiones de Reiki.

Supongo que esta entrada no es tan optimista como las demás, porque yo estoy un poquillo desanimada, pero no os preocupéis, que ha sido una parada, un respirar hondo, coger impulso y empiezo de nuevo, con las mismas ganas y la misma alegría de siempre. Y no, no me rindo. A disfrutar de los planes puntuales que tengo, todos divertidos y rodeada de gente que me quiere. No se puede pedir más! 

miércoles, 15 de enero de 2014

Gracias Sandra Bullock!!!

Ayer terminé las 25 sesiones de radioterapia....por fin! hubo un momento que pensé que no llegaba nunca ese día! Estoy ahora mismo pensando como explicaros los motivos por los que para mi esta etapa ha sido una pesadilla...y creo que mejor no, mejor no buscar culpables ni echar la culpa a circunstancias adversas, sino ver el motivo en mi, en mi problema con las expectativas, como siempre.

Ha sido largo, lo he llevado mal, me he quejado mucho, los pobres que están a mi alrededor lo han sufrido bien, y por qué?, porque esta fase todos pensamos que ya es un paseo, que comparado con lo anterior es como ir a tomar el sol. ¡Nada más lejos de la realidad! sobre todo en mi caso, o mejor dicho, por lo menos en mi caso. Ya he repetido muchas veces que no hay enfermedades sino enfermos, así que en esto, como en todo, cada uno cuenta la feria como le va.

Los tratamientos suelen durar 5 minutos, pero como yo soy tan afortunada, me ha tocado una máquina nueva, más buena y más precisa, mucho mejor según los médicos que son los que mandan, pero claro, los 40 minutos allí tumbada, quieta, incómoda y pasando frío no me los ha quitado nadie. Y he pasado ratos digamos...desagradables. Pero bueno, como siempre, saquemos lo positivo, y lo mejor es que ya se ha acabado. Y sin pastillitas para la paciencia como me dijo el médico que me hacían falta y aún no existen.

En esta parte del tratamiento he aprendido que no tengo que subestimar ninguna de sus etapas. Esta me ha cogido desprevenida, como ya me pasó en verano con lo de la operación...Será también que ya estoy muy cansada y lo de ir a diario al hospital y con los días de Navidad que me han coincidido...en fin, no me esperaba que me afectara así. Si me advirtieron del cansancio, pero no tanto. En mi caso ha sido brutal. No tengo energía para nada, y eso agobia mucho. Siempre cansada y con sueño. Dicen que esto da anemia y que en un mes más o menos se me quitará. Además, al radiar la zona del cuello la garganta podía verse afectada, y así ha sido, estoy ronca todo el tiempo. Yo antes me quedaba ronca en la feria, o después de una buena fiesta.  Ahora en cuanto hablo un ratito me quedo afónica. Parece ser que se inflaman las cuerdas vocales y que unos nodulitos que ya tendría de antes pues ahora están inflamados también. En principio en un mes más o menos todo esto se pasa.

Y mi piel sin embargo, ha aguantado genial. Tengo toda la zona radiada morena como sí llevará 3 días tirada en Zahara o en La Antilla, sin nada de protección (muy mal por mi parte, pero la verdad es que nunca me la ponía, jajaja).  Ahora tengo que seguir con una crema que se llama Celestoderm-V, y luego ya seguir con mi fantástica Biafine que me ha venido tan bien. Estos cuidados por lo menos dos meses, y sin nada de sol por lo menos un año...así que me espera otro veranito digamos "diferente". Que le vamos a hacer. A ver que nos inventamos...

Y ahora diréis, ¿qué significa el título de este post? ¿Qué tiene que ver con el fin de la radioterapia? Pues significa una cosa muy importante que he aprendido y que espero que no se me olvide nunca, cuando vuelva a trabajar o en cualquier circunstancia de mi vida, y es que una sonrisa y ser amable NO CUESTA NADA. Que nuestra actitud puede cambiar el color del día de una persona....por eso yo  desde aquí, en vez de hablar de ciertas malas actitudes que he vivido estos días, quiero darle las gracias a la chica que cada mañana durante mes y medio nos ha dejado entrar en el hospital en coche, para que Diego me dejara justo en la puerta del tratamiento y yo no tuviese que andar.

Ella está allí en su casetilla, como Sandra Bullock en "Mientras dormías", sin saber que dejarnos entrar cada mañana sin pedir explicaciones y decirnos buenos días con esa sonrisa hacia que Diego y yo nos pusiéramos contentos y dijésemos que las cosas iban a salir bien. Yo iba en el coche quejándome, diciendo que ahora me quedaba que pasar otro mal rato, algunos días llorando como los niños pequeños cuando no quieren que los dejen en la guardería, y cuando llegábamos allí, siempre nos hacia sonreír. Así qué Diego y yo decidimos llamarla nuestra Sandra Bullock particular, recordando su papel en aquella película.

Esa chica ha estado allí todas las Navidades y no ha dejado de sonreír y decir buenos días ni uno solo. A las 9 menos cuarto de la mañana, cuando la gente va a trabajar mosqueada, hay atasco, los coches pitan, las enfermeras que me atendieron algunos días enfadadas y quejándose porque les había tocado trabajar en Navidad...y ella allí, alegrandonos el principio del día, con algo tan fácil como sonreír y ser amable. No se cómo se llama, ni se sí lee este tipo de cosas, pero si quería hacerle este pequeño homenaje y darle las gracias, y recordarnos a todos que en nuestros trabajos o en nuestras vidas tengamos una actitud así, porque podemos cambiar el día de la gente a la que atendemos o con la que tenemos que tratar.

Hoy, mi primer día sin ir a radioterapia soló la he echado de menos a ella...bueno y al desayuno con mi rubia y sus compañeras, pero eso seguro que lo repetimos pronto!

Gracias por tu sonrisa cada mañana, Sandra Bullock!